Una vez en la granja, nos acercamos al prado de las vacas donde, con ayuda de nuestras familias y el siguiente vídeo, aprendimos muchas cosas para contárselas a nuestros compañeros y compañeras en clase.
Sin saber cómo ni de qué
manera, apareció una vaca en clase un tanto triste por haber perdido sus manchas,
pero eso tenía fácil solución: un bote de pintura negra y unos cuantos
pinceles.
Nos pusimos manos a la obra y
en un momento la vaca sonreía de oreja a oreja.
La vaca muy agradecida nos
regaló su leche, aunque para ello tuvimos que aprender a ordeñarla. Con un poquito
de delicadeza para no hacerle daño y un poquito de práctica, comenzó a salir un
chorrito de leche.
Esa leche que nos dio la vaca
se convirtió en yogurt, queso y mantequilla. Con todo ello nos preparamos una riquísima
merienda antes de salir al patio.
Aunque estábamos centrados en
la vaca, no íbamos a olvidarnos del resto de animales. Muchos de los rincones,
como no podía ser de otra manera, giraron en torno a la granja, Hicimos el tejado
de sus casitas (trazo oblicuo), los metimos en sus corralitos (asociar número-cantidad),
hicimos una composición realizando estampaciones, construimos nuestra propia
granja con cajas o coloreamos una corona de vaca.
En la clase de Music, hemos
conocido un instrumento nuevo: el cencerro.
Lo hemos comparado y
contrastado con una campana, hemos aprendido para qué lo utilizan los ganaderos
y por qué lo usan las vacas. Además, hemos jugado con los matices de intensidad
del sonido (forte y piano): un amigo o amiga se convertía en vaca y tenía que
ir por la clase mientras los demás nos tapamos los ojos. Cuando estaba cerca
escuchábamos el cencerro forte y cuando estaba lejos piano.
A lo largo de toda la semana,
hemos estado practicando un baile que hemos puesto en práctica junto a nuestras
familias. Aquí nos tenéis disfrutando del momento.
Y seguimos haciendo aportaciones
a nuestro rincón de exposición que está quedando precioso.