Hace ya unos días que vino a visitarnos el monstruo negro que siempre tiene miedo. Nosotros a veces también tenemos miedo a la oscuridad, a quedarnos solos, a los monstruos… Cuando tenemos miedo, queremos estar cerca de alguien que nos cuide y nos proteja, queremos escondernos o estar muy lejos de eso que nos asusta.
Como hicimos con los monstruos
anteriores, lo hemos decorado colocándole trocitos de lana a modo de pelos.
Y por supuesto, no podía
quedarse sin su botella de bolitas de papel de seda negro.
Ahora ya tenemos en el corcho
de clase los monstruos de las cuatro emociones más importantes, junto con su
botella y el globo de la emoción que representa.
En otra ocasión, hicimos cuatro pequeños murales clasificando imágenes de personas con diferentes emociones, e incluso llegamos a asociar varios fragmentos musicales con alguna de las emociones que hemos trabajado.
También hemos completado el
emocionario colocando el bote del miedo. Ahora, todas las mañanas nos pensamos
cómo nos sentimos y colocamos nuestra foto en el bote correspondiente.
El Monstruo de Colores ya es
un buen amigo nuestro y de su mano hemos practicado el trazo vertical y la
motricidad fina colocando trocitos de plastilina, o hemos buscado ocho
diferencias para ampliar y mejorar nuestra atención.
Entre emoción y emoción, ha
llegado el otoño y hemos descubierto que además de caerse las hojas de los
árboles, nacen setas y podemos comer muchos frutos como las castañas, las
nueces o las almendras.
La llegada del otoño nos ha
ayudado a practicar el trazo vertical en la pantalla digital porque tenemos un
dedo mágico que pinta.
Y por supuesto no podía
faltar la canción del otoño.
Día a día, paso a paso, hemos
terminado el rincón de exposición dedicado a las emociones y finalizado de esta
primera aventura en nuestro nuevo cole.