Se acaba
el curso y con ello el conocer a todos los personajes del País de las Letras.
Ya nos van quedando muy poquitos. En estas semanas hemos estado conociendo a la
bibliotecaria G, que habla de tres maneras distintas, ya que los príncipes I y
E, como ya sabéis son algo traviesos.
La
bibliotecaria G es una gran aficionada a dar largos paseos por el campo con su
gato. Un día de invierno con mucho sol, la bibliotecaria G se colocó su bufanda
y su gorro, cogió a su gato y comenzó a pasear y pasear por el campo, se sentó
a descansar y a leer su libro preferido, mientras su gato estaba jugando con
todo lo que encontraba. El sol fue escondiéndose y el gato cansado, se sentó
sin dejar de mirarse la punta de la cola. De repente, esta se encendió como una
bombilla. El gato no se quejó, pero siguió dando vueltas y más vueltas hasta
que la bibliotecaria G le quito aquello que alumbraba en su cola, y era nada
más y nada menos que un gusano de luz o una luciérnaga. Así mirando los saltos
de la luciérnaga, estaban tan divertidos que la bibliotecaria G no se dio
cuenta de que seguía sentada en el campo y se estaba enfriando. Cuando llego a
casa le dolía mucho la garganta y casi no podía hablar. La doctora T le dijo
que se había enfriado y que no podría volver a gritar como antes.
De nuevo
volvió a salir a pasear por el campo, persiguiendo a su gato que iba con la
luciérnaga en dirección al País de los Gigantes, grito para avisarles, con tan
mala suerte que despertó al mago Catapún, que le envió su sire helado y de
nuevo a la bibliotecaria G le dolió mucho la garganta y de nuevo la doctora T
le dijo que estaba muy enferma y que no debería gritar.
Cuando
los reyes la contrataron para que cuidase de los príncipes y les contase
hermosas historias, pensó que no tendría problemas con la A, la U y la O, pero
que con la E y la I no podría estar sola, así que le explico su situación al
rey, que le contestó: “iras sola con la A, O y conmigo, la U, pero cuando
tengas que estar con la I y E, yo estaré con vosotros. Me colocare en el medio
leyendo el periódico y no diré nada, si van conmigo no se atreverán a hacer
travesuras y podrás hablar sin gritar”.
Hemos
pensado y dicho y escrito algunas palabras con G y ahora que ya conocemos a la
bibliotecaria G podemos leer nuevas palabras porque la G también acompaña a
todos los miembros de la Familia Real:
Cuando
la bibliotecaria G habla con el rey U, suena gu.
Cuando
la bibliotecaria G habla con la reina A, suena ga.
Cuando
la bibliotecaria G habla con la princesa O, suena go.
Cuando
la bibliotecaria G habla con la princesa I, suena gui.
Cuando
la bibliotecaria G habla con el príncipe E, suena gue.
Aquí podemos ver el cuento
de la bibliotecaria G con su gusano y su gato:
A continuación, os dejamos la canción, para los más atrevidos en echarse un baile, como lo hemos hecho nosotros en el cole.
Saliendo
de camino, toda la familia real, hacia la biblioteca, el rey u se colocó en
medio, para que se portasen bien el príncipe E y la princesa I. Aquel día no le
habían llevado el periódico a casa; así que al pasar por el quiosco, dejo a los
príncipes con la bibliotecaria G. No hizo más que desaparecer el rey U, cuando
el príncipe E ya estaba subiéndose al primer árbol que encontró. La
bibliotecaria G se asustó y aunque le dolía la garganta comenzó a gritar,
mientras la princesa I metió los pies en el rio y comenzó a saltar como una
loca, ¡Que catarro iba a coger! Y grito de nuevo.
Cuando
los príncipes vieron que regresaba el rey U, volvieron muy formalitos como si
no hubieran hecho nada de nada. El rey les pregunto si habían sido buenos, y
como siempre decían la verdad, le contaron que se habían portado mal y la
bibliotecaria G había tenido que gritar.
El señor
estudioso que dibujaba el cuerpo de todas las letras y anotaba lo que hablaban,
se dio cuenta de que, cuando la bibliotecaria G tenía que gritar al príncipe E
y a la princesa I, hablaba igual que el jardinero J, así que ¡vaya lío!
Recordad,
cuando la bibliotecaria G va sola con la I y la E, grita diciendo GE, GI. Hasta
que seáis mayores, siempre que tengáis que escribir palabras como gemelo,
general, gigante, etc, tendréis que preguntar a vuestras profes o papás, cómo
se escriben, si con el jardinero J o con la bibliotecaria G.
Os dejamos el cuento y la
canción para que recordéis la historia.
Y al día
siguiente otra historia, estos príncipes son más traviesos de lo que
pensábamos. Cuando estaban esperando en el jardín al rey U, el príncipe E y la
princesa I fueron a buscar al elefante. No se les ocurrió otra cosa que ponerle
en la trompa el erizo y la iguana. ¡Qué carrera emprendió el elefante, no había
quien le parase! Llego cerca de la bibliotecaria G, la cogió con la trompa y la
sentó junto a los dos pequeños animales. Al volverse, muerta de miedo, vio que
también estaban sentado los príncipes I y E. En cuanto el elefante se agotó, se
paró y todos cayeron rodando uno detrás de otro, justo en ese momento llegó el
rey U, se disculpó con la bibliotecaria G, cogió a los diablillos de sus hijos
y les dio una buena regañina.
¡Nunca
os dejare solos con la bibliotecaria G! - otra vez está afónica. Volvieron a
salir de paseo, pero todos iban muy serios, nadie decía nada, ellos ya se
habían olvidado de la travesura y no entendían porque esas caras, así que iban
tan, tan aburridos que se les ocurrió coger piedrecitas del jardín, y
despacito, sin que se dieran cuanta los mayores, comenzaron a tirárselas el uno
al otro. Al principio eran pequeñas y lo habían muy despacio, las tiraban poco
altas y solo caían encima de ellos, y como eran tan pequeñas no les hacía daño,
pero enseguida se fueron animando y las piedras eran cada vez más grandes, al
final terminaron tirándolas a lo alto para que cayesen a modo de lluvia. Al
hacer ruido, el rey U miró hacia arriba, a la bibliotecaria G y ambos miraron a
los príncipes. ¡Que susto! Todos gritaron, incluido el rey U, que nunca hablaba
cuando iba con ellos, porque veía que
las piedras le iban a caer encima. Volvieron a gritar cuando vieron que otras
dos piedras cayeron encima de los hombros del rey U.
El señor
estudioso se frotó las manos de emoción ¡Ya tenía los sonidos que le faltaban!
Ahora podría decir palabras como cigüeña, agüita, paragüitas… y así dibujo las
letras que le faltaban, con las piedrecitas encima del rey U, GÜE- GÜI.
Y ahora
el cuento y la canción para que no se os olvide, que el rey U también habla
cuando va con los príncipes traviesos.
Nos lo hemos pasado genial con las historias de la bibliotecaria G y los príncipes, además hemos aprendido a escribir un montón de palabras y para que no se nos olvide, nuestras profes nos las han pintado en la cara.
Para practicar en casa, nuestras profes nos han dejado la siguiente ficha de lectura:
Os
dejamos unos enlaces de vídeos que trabajan la letra G.