Esta semana ha girado en torno a la familia de la gallina que una de las que mejor conocemos gracias a las canciones de “La granja de Zenón” como “La gallina Turuleca”, “El gallobartolito” o “El pollito Pío”. Pero ahora sabemos que viven en gallineros y que nos aportan huevos y carne.
Como grandes artistas que somos, aprovechamos las plumas de las gallinas para hacer un bonito cuadro que nada tiene que envidiar a los grandes pintores.
Teníamos muchas gallinas,
pero necesitaban un gallinero. Nos pusimos manos a la obra y con mucho tesón
construimos uno bien bonito en el que se pudieran sentir muy cómodas.
Y ahora que tenían su casita
podíamos jugar con él y descubrimos que podía estar lleno o vacío, o que podía
haber una gallina, pocas o muchas.
En el rincón de “Jugamos y construimos” (lógico-matemática) había un montón de gallinas poniendo huevos, aunque no todas ponían la misma cantidad. Teníamos que observar el número de huevos iba a poner cada una y colocárselo correctamente.
Ahora que las gallinas habían
puesto los huevos nos dedicamos a observar cómo eran, e incluso los tocamos.
También observamos cómo cambia el huevo cuando se cuece, y por supuesto nos lo
comimos.
También hemos descubierto que de los huevos pueden nacer pollitos y durante toda la semana hemos ido viendo cómo iba creciendo el pollito dentro hasta que finalmente lo rompía y salía.
Pero con tantos animales en
la granja, puede ser que alguno se ponga malito. ¿Quién lo curará? ¿Cómo se
llama el médico de los animales? ¿Dónde están sus hospitales?
Todas estas dudas nos las
resolvió María, la mamá de nuestro compañero Álvaro, que es veterinaria.
Además, nos convertimos en
sus ayudantes y pudimos comprobar cómo estaban sus oídos, escuchar su corazón,
tomarles la temperatura o vendarles una pata.
Muchísimas gracias María por
tu tiempo y todo el cariño que has puesto en esta actividad.
Estamos dando los últimos
retoques al rincón de exposición y aún hemos hecho algunas aportaciones de
última hora. Muy pronto os mostraremos cómo ha quedado.