"Cuando un niño puede relacionar lo que aprende con sus propias experiencias, su interés vital se despierta, su memoria se activa, y lo aprendido se vuelve suyo" Rudolf Steiner
Esta semana seguimos con la
construcción de nuestro castillo, con un poquito de ayuda de los profes y…
trabajo en equipo. Hemos ido pintado piedra a piedra y poco a poco hemos hecho
una parte bastante grande del castillo.
Y una mañana al entrar en
clase, vimos que había un cambio, ¡estaba puesta la parte del castillo que
habíamos terminado!, ¡qué bien nos estaba quedando! aunque todavía tenemos que
hacer muchas cosas… ya veréis.
Como ya conocemos las partes
del castillo, ahora vamos a conocer sus habitantes y nos resultó muy sencillo gracias al libro del que os hablamos en la entrada anterior. En el castillo no sólo
viven los reyes o señores y su familia, también estaban los soldados que
protegían el castillo de los ataques del enemigo. Estaba el capellán, que dice
misa todos los días en el castillo, hay muchos sirvientes de los señores, y el
ama, que se encargaba de los hijos de los señores. También estaban el
halconero, los ebanistas, carpinteros y canteros, el herrero y, claro, también
vivían los cocineros y pinches que hacían la comida de los señores.
También este mismo libro nos enseño muchas cosas sobre... ¡los
caballeros! Su trabajo era la guerra, y desde pequeños, con siete años,
empezaban a entrenarse muy duro, para tener mucha fuerza y prepararse para
luchar. Primero son pajes, escuderos y aprenden a cuidar y montar a caballo,
buenos modales y a cazar, y a manejar las armas y luchar… y por fin son
nombrados ¡Caballeros! Tienen que jurar ante el rey o señor, que le pone una
espada en el hombro, ser valientes y defender a los débiles.
En los rincones, recortamos
las murallas y torres para la maqueta que vamos a hacer de un castillo.
Hicimos un cartel de príncipes o princesas para colgar en la puerta de nuestra
habitación.
E incluso superamos un difícil
reto. ¡Teníamos que abrir el cofre con el tesoro del Rey! Para conseguirlo,
teníamos que superar tres pruebas en equipo: hacer un puzle, unir los puntos
numerados siguiendo la serie y descubrir el dibujo, y por último, escribir
palabras. Por cada prueba superada abríamos un sobre que tenía un número que
nos permitiría abrir el candado ¡todos los equipos lo conseguimos!
Esta semana desde la clase de
música, hemos creado nuestro propio ritmograma, eligiendo los elementos que lo
forman y cómo colocarlos según nos decía la música. Gracias a eso, hemos podido
elaborar nuestra propia “partitura” con la que vivenciar la acentuación y el
fraseo musical.
Además, para hacer un
acompañamiento rítmico a esta canción medieval tan chula, hemos tocado los
instrumentos de percusión del aula y hemos pasado un rato muy divertido juntos.
Todavía quedaba una gran
sorpresa, vino a nuestra clase el músico Juan Luna, con un instrumento musical
de la Edad Media ¡La Zanfoña! Nos la enseñó y le hicimos muchas preguntas de
porqué era así. Al final escuchamos cómo sonaba.
Mil gracias Juan por
brindarnos esta oportunidad en nuestra aventura medieval.
Y terminamos abriendo y
cerrando la muralla; como dice la canción; en corro, nos cogemos las manos para
cerrar la muralla y no dejar pasar lo malo, y soltamos las manos, abriendo la
muralla, dejando pasar lo bueno.
Seguimos ampliando nuestro
rincón de exposición con las cosas que traemos de casa. Estas son las aportaciones de la semana.