Poco a
poco se va acercando el fin de curso y con él, el final de nuestras aventuras
escolares. Pero antes de terminar queríamos hablaros de una que hemos vivido a
lo largo de todo el curso y de la que no os hemos contado nada. Se trata del
proyecto de etapa “Un huerto en el Sanra” en el que a lo largo de todo el curso
hemos ido haciendo un bonito huerto dentro del patio de infantil.
Todo
comenzó allá por noviembre, cuando nuestras profes nos hablaron sobre el
huerto, qué era, qué características tenía, qué se hacía en él, qué
herramientas se usaban… y pronto nos pusimos manos a la obra.
Cada mes
dedicábamos dos sesiones al proyecto, una sesión en clase o con nuestros
compañeros de curso, y otra sesión todos los compañeros de infantil mezclados
por grupos.
En todas
estas sesiones , hemos descubierto las partes de una planta y sus necesidades
principales, de la mano de un camaleón muy simpático. También reflexionamos
sobre los cuidados que debe tener un huerto o diferenciamos y clasificamos
frutas, verduras, legumbres y hortalizas.
En cada
sesión se han llevado a cabo tres talleres en los que han participado nuestras
familias, ayudándonos en las tareas más difíciles o delicadas.
Los
primeros talleres consistieron en ponerle nombre al huerto y elaborar el
cartel, pintar las vallas y retirar la arena del lugar donde íbamos a
construirlo.
En otra
ocasión, pudimos aprender dichos y refranes relacionados con los productos que
produce un huerto, comenzamos a rellenar de tierra el lugar que ya habíamos
preparado anteriormente, y conocimos a las lombrices que se encargan de
oxigenar dicha tierra.
Un día
vino a visitarnos Chema, uno de los profes de los mayores, que sabe un montón
de plantas y de flores. Él nos enseñó como son algunas semillas y nos explicó
que no se pueden sembrar en cualquier momento del año. Pero lo mejor de todo
fue hacer los semilleros y plantar las semillas. Muchas gracias Chema por todo
lo que nos has enseñado.
Es de
sobra conocida nuestra pasión por el arte, y este proyecto no podía estar
privado de algo tan importante, por esta razón en los siguientes talleres,
pudimos expresar nuestra creatividad elaborando collages con semillas,
decorando CDs para ahuyentar a los pájaros o construyendo un simpático
espantapájaros al que llamamos Pepito.
Todo iba
sobre ruedas pero aún había mucho trabajo por hacer. Por ejemplo, era
importante establecer una serie de normas que todos debíamos conocer y cumplir
cuando entráramos en el huerto. Además tuvimos que investigar qué elementos
podemos encontrar en un huerto y cuál podría ser su distribución, para lo que
construimos unas maquetas. Y por último, algunas de nuestras familias nos
ayudaron a elaborar un jardín vertical para decorar el huerto.
Y
llegamos a los últimos talleres. Uno de los talleres más esperado fue la
plantación que pudimos realizar con ayuda de otro grupo de familias. Sembramos
lechugas, tomates, pimientos, berenjenas y fresas. Otros hicimos los carteles
que pusimos junto a cada tipo de planta para poder identificarlas. Y un último
grupo inventó divertidas historias basadas en imágenes relacionadas con el
huerto.
Como nos
apasiona cantar y bailar, no podía faltar una canción sobre el huerto que a lo
largo de todo el curso hemos escuchado, bailado e intentado aprendernos.
Aquí os
dejamos un vídeo resumen de muchas de las actividades que hemos hecho a lo
largo del proyecto.
Ahora
estamos deseando salir al recreo para poder comernos alguna fresa o algún
tomate cherry. Además, ya hemos recogido las primeras lechugas y algunos
afortunados han podido comérselas.
Pero
este proyecto no ha finalizado aún. Pronto os contaremos como termina toda esta
historia.