08 junio 2019

Un huerto en el Sanra

Poco a poco se va acercando el fin de curso y con él, el final de nuestras aventuras escolares. Pero antes de terminar queríamos hablaros de una que hemos vivido a lo largo de todo el curso y de la que no os hemos contado nada. Se trata del proyecto de etapa “Un huerto en el Sanra” en el que a lo largo de todo el curso hemos ido haciendo un bonito huerto dentro del patio de infantil.
Todo comenzó allá por noviembre, cuando nuestras profes nos hablaron sobre el huerto, qué era, qué características tenía, qué se hacía en él, qué herramientas se usaban… y pronto nos pusimos manos a la obra.
Cada mes dedicábamos dos sesiones al proyecto, una sesión en clase o con nuestros compañeros de curso, y otra sesión todos los compañeros de infantil mezclados por grupos.
En todas estas sesiones , hemos descubierto las partes de una planta y sus necesidades principales, de la mano de un camaleón muy simpático. También reflexionamos sobre los cuidados que debe tener un huerto o diferenciamos y clasificamos frutas, verduras, legumbres y hortalizas.


En cada sesión se han llevado a cabo tres talleres en los que han participado nuestras familias, ayudándonos en las tareas más difíciles o delicadas.
Los primeros talleres consistieron en ponerle nombre al huerto y elaborar el cartel, pintar las vallas y retirar la arena del lugar donde íbamos a construirlo.



En otra ocasión, pudimos aprender dichos y refranes relacionados con los productos que produce un huerto, comenzamos a rellenar de tierra el lugar que ya habíamos preparado anteriormente, y conocimos a las lombrices que se encargan de oxigenar dicha tierra.

    


Un día vino a visitarnos Chema, uno de los profes de los mayores, que sabe un montón de plantas y de flores. Él nos enseñó como son algunas semillas y nos explicó que no se pueden sembrar en cualquier momento del año. Pero lo mejor de todo fue hacer los semilleros y plantar las semillas. Muchas gracias Chema por todo lo que nos has enseñado.


Es de sobra conocida nuestra pasión por el arte, y este proyecto no podía estar privado de algo tan importante, por esta razón en los siguientes talleres, pudimos expresar nuestra creatividad elaborando collages con semillas, decorando CDs para ahuyentar a los pájaros o construyendo un simpático espantapájaros al que llamamos Pepito.



Todo iba sobre ruedas pero aún había mucho trabajo por hacer. Por ejemplo, era importante establecer una serie de normas que todos debíamos conocer y cumplir cuando entráramos en el huerto. Además tuvimos que investigar qué elementos podemos encontrar en un huerto y cuál podría ser su distribución, para lo que construimos unas maquetas. Y por último, algunas de nuestras familias nos ayudaron a elaborar un jardín vertical para decorar el huerto.


Y llegamos a los últimos talleres. Uno de los talleres más esperado fue la plantación que pudimos realizar con ayuda de otro grupo de familias. Sembramos lechugas, tomates, pimientos, berenjenas y fresas. Otros hicimos los carteles que pusimos junto a cada tipo de planta para poder identificarlas. Y un último grupo inventó divertidas historias basadas en imágenes relacionadas con el huerto.



Como nos apasiona cantar y bailar, no podía faltar una canción sobre el huerto que a lo largo de todo el curso hemos escuchado, bailado e intentado aprendernos.


Aquí os dejamos un vídeo resumen de muchas de las actividades que hemos hecho a lo largo del proyecto.


Ahora estamos deseando salir al recreo para poder comernos alguna fresa o algún tomate cherry. Además, ya hemos recogido las primeras lechugas y algunos afortunados han podido comérselas. 


Pero este proyecto no ha finalizado aún. Pronto os contaremos como termina toda esta historia.